Sin el agua micelar, la limpieza facial y el desmaquillante es quizás la parte más tediosa y agresiva en la rutina diaria de belleza. Requiere de tiempo y la aplicación de muchos productos para limpiar, hidratar y tonificar. Además puede acabar siendo un proceso elaborado, sucio y engorroso.
Por suerte está el agua micelar, un producto todoterreno, que por su simpleza y facilidad de uso parece casi milagroso.
Veamos las ventajas que ganarás al incluirla en tu rutina diaria.